Y me gustaba estar por ahí sigilosamente con mi mirada absorta y mis ojos postrados en la línea vaga del horizonte mientras mi mente en su destierro deambulaba por el edén sin bitácora alguna, como sultán en su palacio me sentía seguro al caminar sin miedo a tropezar en esta jungla de cemento; ideal era su adjetivo, pero tu como eslabón faltabas y poco a poco fui bosquejándote laboriosamente ante la parsimonia de mis exigencias ,y esta minuciosidad tan esclava a mi como yo a ella fue contribuyendo para que surgieras de lo abstracto, de lo onírico.
Cuantas veces no soñé despierto, cuantas veces no te materialice en frases, versos, todo para que frágilmente te quebrantaras ante mi primer suspiro, cuantas veces no quise quedarme en aquel mundo de ensueño.
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