martes, 23 de agosto de 2016

Tengo la manía de contar lunares y hacer constelaciones, 
de ver a los ojos y buscarme con desvelo, 
de recorrer la piel con los dedos y trazar dunas con los vellos, 
de morder ombligos y soplar en ellos, 
tengo la costumbre de tomar de la mano y empezar de cero.

Tú, la relatividad de mi tiempo.

Son las cinco y la alarma ladra,
Me despierta para comenzar el día,
Pero me tomo unos minutos para pensarte,
Porque si te no pienso amor mío,
Mi día no comienza,
No comienza como quiero.
Luego de recargarme de sonrisas y suspiros me siento listo,
Me arreglo,
Tomo mi maleta y salgo a trabajar.
Son las diez amor mío y me encuentro revisando tus mensajes,
Leyendo línea por línea,
Memorizando letra por letra,
Para cuando vuelva hablar contigo,
Sentir que nunca he dejado de hacerlo,
Luego recuerdo mis aburridos deberes,
Retomo mi casco y vuelvo a la rutina.
Son las doce amor mío y pienso que ya ha avanzado medio día,
Medio día menos de las semanas que me quedan para volver contigo,
Y me pierdo de nuevo entre números y restas en mi aburrida oficina.
Son las dos amor mío y me tomo mi tiempo para pensarte de nuevo,
Hago un repaso de tu rostro,
Comenzando por tu hermosa sonrisa,
Tus grandes ojos,
Y tú perfilada nariz levemente desviada,
Y pienso en lo hermosa que eres amor mío,
Y en lo afortunado que soy de tenerte conmigo.
Son las cinco y la alarma ladra de nuevo,
Ya termino mi día y me asombro de ver como se pasó el tiempo,
Pero es que contigo amor mío, mi tiempo es relativo.