Y me observaste tan absorto de mi entorno, me detallaste consternado por mi pensar, una mirada pretenciosa la cual ignoraba y no lo hacia por gusto si no por una realidad ausente.
Mientras me sumergía en lo profundo de mis pensamiento, tu acechabas en busca de una sonrisa, un tal vez.
Y con el tiempo cruzamos palabras, compartimos letras y nos robamos anhelos; con el tiempo nos desdibujamos en versos, en caricias, en besos fugaces, en encuentros casuales y mi lápiz ahora lo empuño en ti, en tu cuerpo, en tu piel tan pálida como las hojas en las que plasmo mi pensar, en tu silueta inmutable ante mis sueños encarnada en mi mente.
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